viernes, 29 de abril de 2011

Bar Basque




Me gustan los profesionales. Respeto y admiro a los expertos en cualquier materia: camioneros, electricistas, profesores, conserjes, porteros, etc. Luego están los críticos, los que opinan sobre los profesionales y como dice mi amigo Daniel, "los que dejan al desnudo su interior: la ignorancia."

He leído muchas críticas sobre el último proyecto de Jeffrey Chodorow y Terry Zarikian llamado Bar Basque, un restaurante inaugurado el pasado mes de octubre en el Hotel Eventi en Manhattan. El espacio del Bar Basque es el resultado de la visión y el diseño de dos verdaderos profesionales, el arquitecto Philip Koether y el diseñador Syd Mead conocido por su trabajo en las películas Blade Runner y Tron.
Algunas de las críticas del Bar Basque me han hecho pensar en los criterios sobre los que descansan ciertos juicios, el proceso por el cual se llega a pensar, por ejemplo, que el Bar Basque es un restaurante de "tapas" o cómo puede confundirse lo vasco con lo español.

El chef del Bar Basque Yuhi Fujinaga es un gran profesional. He tenido el privilegio de degustar sus creaciones varias veces, su menú tiene estrellas que brillan con luz propia, como por ejemplo las vieiras en fundí tocino y coliflor trufada o la ventresca de pez espada.

Muchas de las críticas se centran en la decoración y en el ambiente del local. El proyecto es muy ambicioso y por eso me gusta. Es muy osado, una provocación. Los colores elegidos me parecen preciosos. Las paredes son de un rojo vivo, robusto y contundente que no sólo permite que la luz haga que todo parezca más atractivo sino que evoca la esencia de la cocina vasca. Pienso en carnes a la brasa, pescados de roca del Cantábrico, pimientos choriceros, guindillas. El comedor está en una terraza con cristaleras que dan la sensación de estar en un invernadero.

Otra peculiaridad del Bar Basque es que cada dos meses se invita a un cocinero de Bizkaia con un menú especial. Me parece un verdadero lujo. Quién puede permitirse viajar de Nueva York a Bilbao y acudir a la casa de Daniel García o de Aitor Basabe? Ahora, los amantes del buen comer podemos disfrutar de un trozo de gloria que se serviría en el Zortziko o en el Arbolagaña, en pleno corazón de Manhattan.  

Los criticos a veces creo que están simplemente TRON-ados y ALIEN-ados. Yo mañana he quedado con otro grupo de profesionales, esta vez expertos en vivir la vida, en el Bar Basque y ya os contaré.

Os dejo con la trompeta de Miles Davis, herética y erótica como el rojo del Bar Basque.


I like professionals. I admire and respect experts in any field: truck drivers, electricians, teachers, doormen, etc. Then we have the critics, those who criticize professionals and who, as my friend Daniel García says "leave their inside naked: ignorance."

I have read many articles about Jeffrey Chodorow's and Terry Zarikian's last project, a restaurant called Bar Basque. The restaurant opened its doors last October in the Eventi Hotel in Manhattan. The space is the result of the vision and work of two professionals, the architect Philip Koether and the designer Syd Mead, best known for his work in the movies Blade Runner, Alien and Tron. Some of the criticism of the Bar Basque has made me think about the criteria on which certain judgement rest, the process by which some come to think of the Bar Basque as a "tapas" bar or how some can confuse the terms Spanish and Basque.

The executive chef in the Bar Basque, Yuhi Fujinaga is a great professional. I have had the privilege of eating his creations several times, his menu has some stars than shine with their own light, for example the sea scallops with lard and truffled couliflower or the swordfish belly. Yuhi is a master at cooking fish.

Many of the critics have focused on the decor and atmosphere of Bar Basque. It is a very ambitious project and that is why a like it. It is daring and provocative. I love the colors. The walls are painted with a bright, robust and bold red which not only alows the light to make everything look better, but that also
evokes the essence of Basque cooking. I think of grilled meats, rock fish, red peppers and chillies. The dining room is in a glass covered terrace that makes you feel you are in a green house.

Another peculiar aspect of Bar Basque is that every two months a chef from the heart of the Basque Country is invited to present a special menu. I think that is a real privilege. Who can afford to travel from New York to Bilbao and visit the homes of Daniel García or Aitor Basabe? Now, food lovers can enjoy a piece of glory that would be served in the Zortziko or Arbolagaña restaurants in Bilbao right in the heart of Manhattan.

Tomorrow, I am meeting another group of professionals, this time experts in eating and drinking well, at Bar Basque. I will tell you all about it.

I want to leave you with Miles Davis trumpet, heretic and erotic like the red of  Bar Basque.

3 comentarios:

  1. Algo me duele, que un restaurante refinado y elegante sea confundido con un bar de tapas. La cocina en miniatura no deja de ser pequeñas pinceladas de grandes obras, pero, nunca confundir un bar de tapas con el Bar Basque,
    ¡¡DESPERTAD!! ¡¡MALDITOS DESPERTAD!!.

    Mi espíritu también estará mañana en el Bar Basque.

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  2. Yo al único crítico que respeto, además de querer mucho, es a éste:

    http://elcriticolarrauri.blogspot.com/2011/02/top-10.html

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  3. Pareces Desmon: ¡ya trabajó mi padre!

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