Música Clásica

En Nueva York hay bastantes negocios que sobreviven gracias al sentimiento de culpabilidad que sentimos los blancos. Se me ocurren las granjas de pollos orgánicos y los fabricantes de esas pulseras de goma de colores en apoyo a causas varias.  Pero los que se están haciendo de oro son los que trabajan en la industria de la música clásica. Aunque los blancos no somos necesariamente los únicos que escuchamos música clásica, somos los únicos que sentimos la necesidad de que nos guste. Sólo hay que acercarse a Lincoln Center y ver a una de esas parejas hablar sobre el concierto al que acaban de asistir.

Pero los blancos tenemos un mecanismo de defensa perfecto en caso de que alguien a quien realmente le guste y tenga conocimientos sobre música clásica nos pregunte sobre el tema. Si por ejemplo no sabes nada sobre Dvorak, solamente tienes que empezar a mencionar compositores modernos y para ello sólo tienes que mencionar aquellos cuyo trabajo aparece en el cine independiente. Uno que no falla es Philip Glass, que no sólo tiene el nombre perfecto para una persona blanca, sino que además ha amenizado esos documentales que tanto nos gustan con su música.  El otro es Erik Satie, mencionar a éste con la llegada del postre en una cena es decir que eres a la vez moderno y post-moderno y éso si que no hay diós que te lo pueda discutir.

Si te gusta la música, vete a Lincoln Center. Vete aunque no te guste. No sólo es la casa de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, sino que además ofrece uno de los mejores programas de jazz de la ciudad. También alberga a The Film Society of Lincoln Center. Y hablando de cine, quién puede olvidar a Cher y a Nicolas Cage enfrente de la fuente de Lincoln Center en la pelicula "Moonstruck"?