martes, 3 de enero de 2012

Fumar



No tengo ningún propósito para el 2012. Me iba a plantear dejar de fumar, pero se me han quitado las ganas. Tampoco creo que pudiera hacerlo y mira que en Nueva York te lo ponen fácil. Entre el precio desorbitado del tabaco y la normativa vigente, no sé aún cómo sigo teniendo este vicio. El otro día me llamaron la atención porque salí de un bar a fumarme un cigarrillo pero estaba demasiado cerca de la puerta. La ley en Nueva York dicta que hay que estar a más de diez pies de distancia de la puerta de un establecimiento público si se está fumando. Tampoco se puede ya fumar en parques ni playas. Empiezo a sospechar que esta normativa  poco tiene que ver con el daño que mi humo pueda ocasionar a los no fumadores.

A mí me gusta fumar, siempre me ha gustado. Coincido con Zsa Zsa Gabor cuando dijo que sólo pudo dejar de fumar una vez y que aquel fue el peor día de su vida.

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