Hoy habría podido amanecer en Costa Rica. Habría sido mi tercer viaje a ese gran país. Ahora estaría degustando uno de los mejores cafés del mundo con un plato de fruta y el típico "gallo pinto". Estaría de camino a La Fortuna. Despues del almuerzo, me habría echado una siesta con las ventanas abiertas a las faldas del volcán Arenal. Habría cenado algo ligero y descansado en una paz total, arropada tan sólo por los sonidos que se escapan del bosque lluvioso.
Pero, he amanecido en Nueva York, lo cual tampoco está mal. Siempre existe la opción de bajar a Manhattan y comer en el restaurante Calle Ocho en el Upper West Side cerca de Columbus Circle donde hacen un excelente ceviche. Yo para empezar siempre pido lo mismo: dátiles rellenos de almendras envueltos en tocino con queso cabrales y palmito. Calle Ocho es además uno de los pocos lugares en donde se puede encontrar la cerveza "Imperial" costarricense que tanto me gusta.
Pura Vida!
Yo hoy podría haber amanecido muerto. Con lo que conlleva. Pero he amanecido vivo, que dónde vas a parar...
ResponderEliminarQué suerte tienes! Pero, dónde has amanecido?, eso es importante...
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